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Washi, sostenibilidad y eficiencia en el uso del papel
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JHSP Online
12.01.2023

Washi, sostenibilidad y eficiencia en el uso del papel

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12.01.2023

La nueva era del papel Japonés “washi” está en marcha

Algunas innovaciones como el uso de la fibra del “washi” en kimonos, moda sustentable, decoración y hasta creación y restauración de objetos, ofrecen nuevas y emocionantes posibilidades.

Es así como los actuales creadores del papel hecho a mano, se comprometen a ampliar las fronteras y crear posibles nuevas tradiciones.

La belleza del modelado

En el Campus Plaza Kyoto, el sol se pone en una noche de verano y se aprecia un parpadeo que atrae y cautiva a los visitantes. Se crea la impresión de que la estructura está siendo iluminada por linternas de papel. La pared exterior está hecha con 153 enormes hojas de papel japonés hecho a mano.

La diseñadora Horiki Eriko, reside en Kioto y ha transformado la imagen del papel “washi” con su singular arquitectura de interiores.

En muchas de sus creaciones Horiki mezcla el papel con iluminación y lo llama “paredes de luz”. De la misma forma crea iluminaciones en 3D.

Horiki comenta, “Utilizo el “washi” para crear una sensación de espacio en un lado. Y me planteo cómo integrar las imágenes del otro lado. Pienso en ello como un recurso ambiental que crea espacios vitales.”

El papel se ha hecho con hilos de seda como en el brocado tradicional de Kioto, Nishijin. Los difusores de luz juegan con los colores reflejando cambios solares y estacionales“Al entrar en una habitación con “washi” podemos estar contentos o tristes. Se adapta a nuestros sentimientos variables. Su cometido es purificar la mente.” complementa Horiki.

Echizen, localizado en la prefectura de Fuku, es un reconocido centro de “washi” artesanal. También alberga uno de los pocos santuarios sintoístas dedicados a la deidad del papel, el santuario Okamoto Otaki.

Horiki trabaja con un taller, que fué fundado en 1865. La primera vez que ella fué al taller, era invierno y ella tenía 22 años, trabajaba en una empresa que se dedicaba al “washi”. Encontró a los artesanos repitiendo el mismo trabajo en el frío invernal.

“Los artesanos del papel estaban enfrascados en el agua helada, separando la materia prima y las fibras a mano. Me sorprendió lo noble que es este trabajo. 1300 años de tradición, manipulando un solo material día tras día. Es un mundo increíble.”

Sin embargo la producción del “washi” cayó debido a que la producción en masa es más barata y la empresa en la que Horiki trabajaba en aquella época quebró. Fue esto lo que hizo que Horiki pensara en abrir su propia marca de “washi” con la idea de que esta técnica se transmita a las siguientes generaciones.

Muchas de las obras de Horiki están hechas de largas tiras de corteza de morera; esto permite que el material se trabaje libremente en cualquier modelo. Horiki invierte tiempo en adquirir nuevos conocimientos para satisfacer las necesidades de sus clientes.

Técnicas como: echar agua con un cepillo de paja en el “washi” a medio secar. Esto hace que las fibras se tensen, creando un dibujo desigual de pequeños cráteres. Esta hoja medio seca se coloca sobre las tiras de corteza de morera, para que al secar las fibras no se despeguen, haciendo que la aplicación sea rápida.

La fabricación del papel a mano es una carrera contrarreloj. Ya que al secar, las imperfecciones y las variaciones de grosor pueden generar burbujas; Horiki garantiza que en su técnica no ocurre, pero para garantizar un producto que no se vá a arrugar por las burbujas comenzó a aspirarlas para eliminar ese problema.

“Dando la vuelta al papel encontrarás un número limitado de burbujas. Si tienes 10000, nunca aumentará. Saca una burbuja y sólo quedan 9999. Si sigues aspirando ese número se reduce a cero. Se trata de detectar la causa y hallar una solución.”

Los artesanos fijan las capas de “washi” en un marco de madera para evitar que se despeguen o se encojan. Se deja secar toda la noche en una habitación con temperatura y humedad uniformes.

“Los artesanos creían que el papel blanco tenía un vínculo con las deidades. Los santuarios utilizan cuerda sagrada y “washi” blanco para crear una frontera mística entre las deidades y los humanos. Trabajamos con varios colores y materiales. Intercalando estos entre capas de “washi” blanco, podemos relacionar la espiritualidad de los artesanos con las futuras generaciones.”

¿De qué está compuesto este biocombustible?

El biocombustible está hecho de pequeños organismos verdes llamados Euglena. Estos microbios aportan la materia prima necesaria para la producción del biocombustible. Con tan solo una décima de milímetro de largo, la Euglena es un organismo ancestral, que no es animal ni vegetal, pero tiene las características de ambos.

Así como las plantas, las euglenas, generan nutrientes a partir de la fotosíntesis, utilizando la luz solar y pueden utilizar su propia fuerza motriz, de la forma en la que lo hacen los animales.

Y lo más interesante de la Euglena, es que crece al absorber luz y CO2; su capacidad de absorción del CO2 es potencialmente decenas de veces más alta que la de las hojas.

Este biocombustible, en efecto, también emite CO2, pero las euglenas pueden absorber nuevamente el CO2, lo que resulta prácticamente en una emisión neutra de carbono.

En Japón existe una empresa llamada Euglena, fundada por el señor Izumo Mitsuru.

La euglena es altamente nutritiva e Izumo estaba convencido de que este organismo tan abundante podría ser la clave para acabar con el hambre. Durante su investigación relacionada a la euglena, encontró que existen diversos tipos. Y algunos de ellos son altamente ricos en lípidos (grasas que sirven como reserva de energía)

“Dije que creía que podríamos usar euglenas para propulsar aviones algún día. Se rieron de mí y me llamaron necio. Pero yo estaba seguro. Los lípidos de euglena son de muy buena calidad. Estaba seguro de qué podrían servir para crear biocombustibles de aviones.”

Para ayudarlo en este sueño, el señor Izumo contó con el apoyo de Kou Tatsu, quien lideró el proyecto de desarrollo de biocombustibles.

“Fabricar combustible es trabajo de las empresas petroleras. Cuando empezamos, nadie tenía mucha experiencia. Pero salimos adelante con nuestra idea de construir una planta de producción.”

Para garantizar un suministro constante de materia prima, la compañía está mezclando lípidos de euglena con restos de aceite alimenticio. En el año 2020, luego de 10 años de investigación la empresa produjo su primer lote de gasóleo, el cual tiene las mismas características que el gasóleo a base de petróleo y puede utilizarse en vehículos a dísel.

“Los vehículos no necesitan modificarse. Podemos usar la infraestructura existente. Eso es una ventaja enorme. Y además reducimos el CO2.” comenta el señor Kou Tatsu.

Actualmente el combustible de euglena es extremadamente caro (10 000 yenes, aproximadamente 100 dólares americanos). Para solucionar esta encrucijada, es necesario ampliar la planta de producción, esta ampliación está planeada para 2025 y la capacidad de producción se multiplicará por 2000, de 125 kilolitros a 250 000 kilolitros.

“Estamos seguros de que podemos reducir a menos de dos dólares por litro. Esperamos que se reduzcan las emisiones de CO2 de un 60% a un 90%”. Comenta el señor Kou.

“Sin un esfuerzo por parte de todos, jamás alcanzaremos la neutralidad de carbono en 2050. Pero quiero que todos sepan que el biocombustible euglena contribuirá a esa neutralidad sobremanera.” Comenta el sr Izumu Mitsuru

Relevancia para el futuro

El “ikkanbari” es una técnica en la que los objetos de bambú y madera se cubren con capas de “washi” y se barnizan con lascas y zumo de caqui astringente. Los floreros, las cestas y las cajas se usan frecuentemente y a diario, todos ellos están cubiertos con “washi”. Esta técnica llegó a Japón en el siglo XVII. Todos estos objetos de papel maché eran bastante codiciados en la época anterior al plástico, ya que se caracterizan por su resistencia y leveza. La forma de arte derivó en el estilo Hikike que se centraba en los utensilios para el té y en el estilo Senoshike, que se centraba en los utensilios de uso cotidiano. Cada rama desarrolló su propia técnica.

En el taller dirigido por Onoe Zuiho, la 14ª generación de artesanos “ikkanbari”, son reconocidos por sus características ecológicas.

“Se puede hacer casi cualquier cosa con esta técnica. Al parecer, incluso hicieron estatuas budistas.” comenta Onoe.

El proceso es demostrado con un pequeño plato hecho de bambú trenzado. El “washi” se pega en el objeto con pasta de almidón. Rasga el papel a mano para que las fibras aparecen hacia afuera, creando una unión sin cortes cuando las hojas se superponen. Primero cubre la parte delantera, luego el fondo y después los bordes. Cuando la capa inferior se seca, se añade la última capa de “washi”.

Onoe ha elegido para su capa final el “washi” Tango Futamata, fabricado al norte de Kioto. Es un papel resistente con fibras largas.

Las fibras densas se mantienen fuertes incluso con mucha cola y se adaptan bien a las pequeñas irregularidades.

Onoe lo acaba con jugo de caqui astringente, que asegura la impermeabilidad y la resistencia a los insectos, a la vez que actúa como conservante.

El producto se aplica repetidamente durante tres días consecutivos. Las uniones son invisibles. El acabado conserva la forma del bambú, y el “washi” aporta un acabado suave.

Onoe recibe encargos para reparar “ikkanbari” de todo Japón. Y comenta que en las restauraciones necesita “respetar los sentimientos de los creadores y los usuarios es un elemento espiritual de la técnica tradicional del “ikkanbari”. Hago todo lo posible por reparar y preservar estos objetos.”

Por otro lado, Zuiun, el hijo mayor de Onoe, crea obras de arte ikkanbari” adaptadas al mundo de hoy. Prefiere trabajar con papel Kyo-yuzen, que se tiñe con diversos motivos. Realiza accesorios que incluyen múltiples capas de “washi” con elegantes dibujos.

“Es difícil promover la artesanía tradicional en esta época de producción y consumo en masa, así que empecé creando accesorios para los jóvenes.” Zuiun resalta a conciencia las costuras y termina sus artículos con una capa de pasta de konjac transparente. “Es importante que se transmita el valor de las cosas a un público más amplio, por lo que presentamos una amplia gama de artesanías, no sólo el “ikkanbari”.”

Lo mejor de la tradición

Kurotani, situada cerca de las costas de Kioto, es desde hace unos 800 años un centro de producción de “washi” hecho a mano.

Kurotani recibe a artesanos de fuera de la zona fascinados por la creación de papel. “La industria del “washi” hecho a mano ha seguido decayendo, pero Kurotani creó una cooperativa para asumir la parte del negocio. Esto permite a los artesanos centrarse en su oficio. Este sistema nos ha respaldado durante tiempo y nos ha permitido sobrevivir. ” Hayashi Shindi, director Kurotani Washi Cooperative Group

Hoshino Ayano dejó la prefectura de Aichi para instalarse aquí en 1999. “Me encantó la belleza del papel de Kurotani desde que lo vi. Las ganas de hacer este papel tan bonito me trajeron aquí.”

Últimamente los jóvenes artistas se reúnen en Kurotani para encontrar nuevos usos del “washi”. La tela de papel Kurotani es una de esas innovaciones llamativas. La tela se realiza tejiendo hilos de seda con el “washi” Kurotani hecho a mano. Durante siglos, la tela de papel fue un tesoro para los kimonos y otros artículos, pero ya no se fabrica debido a lo difícil de su proceso de creación y del alto costo de producción. Sin embargo, la flexibilidad y la excelente ventilación de la tela de papel Kurotani ofrece una textura ligera y aireada.

Piezas de vestuario como chales son realizados en papel “washi”, mostrando la asequibilidad de la tela de papel Kurotani.

Para su elaboración el “washi” fino con pequeñas aberturas se rompe en una tira larga y se enrolla con la ayuda de una bobina para mantener la tensión. Una vez que está bien sujeta a la bobina, las tiras de “washi” se enroscan en el hilo.

“El “washi” tiene unos nudos donde se unen las tiras. Y hay más nudos donde las tiras rotas se han vuelto a unir. Estos nudos aportan atractivos detalles en las telas.” Mónica Yumiko

El tejido de las piezas se encarga a un taller especializado en el tradicional “Chirimen” Tango de Kioto, un tejido de crepé con 300 años de historia.

Se utilizan 2 hilos de seda trenzados para la urdimbre washi” Kurotani para la trama. El tejido áspero permite que la tela respire y la flexibilidad de su estiramiento diagonal proporciona un acabado superior. Ambas características del “Chirimen” de Tango.

“El hilo se engancha y se rompe en los lugares donde hay nudos. Sin las partes gruesas, tejer sería fácil, un verdadero enigma. Los fabricantes de “washi” hicieron algunos ajustes para facilitar el proceso.” Tsujimura Sachie

El tejido resultante presenta el tacto suave único del “washi” y la riqueza ondulada que aporta a la tela. Posteriormente el tejido se somete a un último paso en el taller de teñido de Kioto. El chal se tiñe con nudos. Las zonas que se van a dejar blancas se atan con hilos. Los dos extremos del chal se atan y el mismo se sumerge en la tinta. “Es papel, así que puede arrugarse si se maneja a la ligera. Vamos con cuidado. Está bien. Está muy bien teñido.” Kubota Takashi

A continuación, se retira el hilo para que se vea el dibujo. La filosofía de los artesanos de Kurotani se fusiona con las mejores técnicas de Kioto.

“La colaboración de los tejedores de Tango y los tinteros de Kioto da lugar a productos más finos. Ahora debemos abordar cómo poder vivir de ello.”

Un ecosistema de “washi

La frondosa zona rural de Muyama, en Kioto, es famosa por la producción de verduras. Las cuales disfrutan de una abundante cosecha de hortalizas, abonadas con tejido de “washiSonobe Hiroshi dirige una empresa de ropa en Tokio. Trabajó en la planificación y el desarrollo de productos para un importante mayorista japonés de moda rápida. Pero lleno de dudas sobre la producción y el desperdicio a gran escala, abrió su propio negocio en 2017. Comenzó haciendo ropa con “washi con la idea de crear un mundo libre de residuos de ropa y alimentosLa ropa que vende en su empresa se recoge posteriormente y se convierte en abono. Las verduras resultantes se venden principalmente por internet.

Sonobe cree que el “washi” que se utiliza en la ropa es de gran utilidad.

“El “washi” bloquea la luz ultravioleta y elimina olores. Estas dos funciones han sido indispensables durante mucho tiempo en el día a día.”

Eligió Miyama, en Kioto, para su granja. El rico entorno natural tenía la temperatura y la humedad ideales para demostrar el potencial del “washi”, satisfaciendo todos los requisitos de Sonobe. Al principio, utilizó láminas de ropa reciclada, pero descubrió que tardaban unos tres meses en descomponerse. Luego trato de usar una trituradora. “Recoger, pulverizar y convertir la ropa en abono aumenta su utilidad.”

Al añadir materia orgánica al “washi” la fermentación se acelera. La velocidad de activación del suelo aumentó significativamente hasta 4 semanas antes de utilizarlo como abono. Sonobe también recibe ayuda en el proyecto de otros agricultores locales de Miyama.

“Un efecto visible es el aumento de esponjosidad del suelo. Se puede ver y sentir. Me sorprendió. El “washi” es increíble.”

Sonobe está utilizando otro experimento. Está evaluando los efectos de las fibras naturales y sintéticas en el suelo cuando se usan en los fertilizantes.

“Muchos países se enfrentan al problema de los residuos textiles. Cuando perfeccionemos nuestra propuesta, la compartiremos con el resto del mundo.”

Avanzar en el camino

En 2022, Horiki Eriko realizó una obra para el vestíbulo de un hotel, situado junto al río Kamo. Se trata de un muro de luz hecho con “washi” intercalado entre vidrio laminado. Las múltiples capas de “washi” están incrustadas con hojas de plata, emiten un resplandor sobrio pero refinado. El pan de plata es opaco, por lo que cuando está a contraluz aparecen las sombras. La intensidad y la dirección de la luz transforman el ambiente y cambian la sensación del espacio.

“Cuando los huéspedes se registran y vuelven a salir por la noche, mirar la pared iluminada es una experiencia completamente diferente. Y tanto si vienen a la misma hora como si no, en un día nublado o un día soleado, todo cambia, y creo que el objetivo de este hotel era ofrecer una experiencia diferente cada vez que el cliente viene. ” nos cuenta Geoffrey P. Moussas

“Proporcionar herramientas fáciles de usar y de acceder es la clave para aumentar el número de artesanos del “washi” impulsando la tradición hacia el futuro. Luego fomentamos nuestras iniciativas para que se conviertan en tradición dentro de 100 o 200 años.” dice Horiki.

El “washi” lleva mucho tiempo apoyando y enriqueciendo la vida en Kioto. Al mismo tiempo que se mantiene la tradición, los artesanos buscan nuevas posibilidades.

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