La belleza del modelado
En el Campus Plaza Kyoto, el sol se pone en una noche de verano y se aprecia un parpadeo que atrae y cautiva a los visitantes. Se crea la impresión de que la estructura está siendo iluminada por linternas de papel. La pared exterior está hecha con 153 enormes hojas de papel japonés hecho a mano.
La diseñadora Horiki Eriko, reside en Kioto y ha transformado la imagen del papel “washi” con su singular arquitectura de interiores.
En muchas de sus creaciones Horiki mezcla el papel con iluminación y lo llama “paredes de luz”. De la misma forma crea iluminaciones en 3D.
Horiki comenta, “Utilizo el “washi” para crear una sensación de espacio en un lado. Y me planteo cómo integrar las imágenes del otro lado. Pienso en ello como un recurso ambiental que crea espacios vitales.”
El papel se ha hecho con hilos de seda como en el brocado tradicional de Kioto, Nishijin. Los difusores de luz juegan con los colores reflejando cambios solares y estacionales. “Al entrar en una habitación con “washi” podemos estar contentos o tristes. Se adapta a nuestros sentimientos variables. Su cometido es purificar la mente.” complementa Horiki.
Echizen, localizado en la prefectura de Fuku, es un reconocido centro de “washi” artesanal. También alberga uno de los pocos santuarios sintoístas dedicados a la deidad del papel, el santuario Okamoto Otaki.
Horiki trabaja con un taller, que fué fundado en 1865. La primera vez que ella fué al taller, era invierno y ella tenía 22 años, trabajaba en una empresa que se dedicaba al “washi”. Encontró a los artesanos repitiendo el mismo trabajo en el frío invernal.
“Los artesanos del papel estaban enfrascados en el agua helada, separando la materia prima y las fibras a mano. Me sorprendió lo noble que es este trabajo. 1300 años de tradición, manipulando un solo material día tras día. Es un mundo increíble.”
Sin embargo la producción del “washi” cayó debido a que la producción en masa es más barata y la empresa en la que Horiki trabajaba en aquella época quebró. Fue esto lo que hizo que Horiki pensara en abrir su propia marca de “washi” con la idea de que esta técnica se transmita a las siguientes generaciones.
Muchas de las obras de Horiki están hechas de largas tiras de corteza de morera; esto permite que el material se trabaje libremente en cualquier modelo. Horiki invierte tiempo en adquirir nuevos conocimientos para satisfacer las necesidades de sus clientes.
Técnicas como: echar agua con un cepillo de paja en el “washi” a medio secar. Esto hace que las fibras se tensen, creando un dibujo desigual de pequeños cráteres. Esta hoja medio seca se coloca sobre las tiras de corteza de morera, para que al secar las fibras no se despeguen, haciendo que la aplicación sea rápida.
La fabricación del papel a mano es una carrera contrarreloj. Ya que al secar, las imperfecciones y las variaciones de grosor pueden generar burbujas; Horiki garantiza que en su técnica no ocurre, pero para garantizar un producto que no se vá a arrugar por las burbujas comenzó a aspirarlas para eliminar ese problema.
“Dando la vuelta al papel encontrarás un número limitado de burbujas. Si tienes 10000, nunca aumentará. Saca una burbuja y sólo quedan 9999. Si sigues aspirando ese número se reduce a cero. Se trata de detectar la causa y hallar una solución.”
Los artesanos fijan las capas de “washi” en un marco de madera para evitar que se despeguen o se encojan. Se deja secar toda la noche en una habitación con temperatura y humedad uniformes.
“Los artesanos creían que el papel blanco tenía un vínculo con las deidades. Los santuarios utilizan cuerda sagrada y “washi” blanco para crear una frontera mística entre las deidades y los humanos. Trabajamos con varios colores y materiales. Intercalando estos entre capas de “washi” blanco, podemos relacionar la espiritualidad de los artesanos con las futuras generaciones.”