“Cada cultura elige el elemento articulador de su identidad – algunas veces de manera explícita, en otras, silenciosa. Un animal, una planta o un aspecto geográfico puede hacer la síntesis del bagaje cultural de un pueblo, sus valores, su visión del mundo. Canadá, por ejemplo, eligió el árbol de arce; Estados Unidos, el águila; Australia, el canguro; Rusia, el oso.
El bambú no fue elegido como símbolo de Japón. Pero es una especie de ingrediente secreto que se manifiesta de distintas maneras en el tejido cultural del país. La planta, que de tan omnipresente, se ha tornado imperceptible para los japoneses, es objeto de la primera exposición temática de la Japan House São Paulo. Con ella, se hace una celebración del encuentro de dos culturas que tienen una historia de contacto muy valiosa.
Viejo conocido del brasileño, el bambú se presenta en más de 200 especies en nuestro territorio. Se encuentra en Acre la más grande floresta nativa de la planta en el mundo, pero poco sabemos aprovecharla. En todo el planeta, hay más de 5 mil usos del bambú registrados, siendo la cultura japonesa un impresionante manantial de técnicas relacionadas al material y de algunas de sus expresiones más creativas.
Más allá de los usos mundanos, el bambú es un espíritu. Una forma de existir que se define por el vacío, en el contraste entre el tallo fibroso y el hueco interior. Una ausencia que, transpuesta a la cultura japonesa, es plenitud, espacio para los potenciales, para la creación y para la mente centrada en el presente. El vacío te permite mirar la vida de una manera integrada. Dialogar con las tradiciones, los saberes y las experiencias de los antepasados. Encontrar conocimiento e inspiraciones en el cotidiano del trabajo y en el contacto con el otro. Enfrentar los desafíos del contemporáneo con una actitud liviana, inventiva y disruptiva.
El pensamiento japonés se materializa en objetos palpables, que hacen una síntesis de experiencias – y son la mejor manera de conocer el país. La presencia del bambú se extiende de la ceremonia del té hasta las artes marciales, de la música hasta la arquitectura, de las artes visuales hasta los utilitários rurales, de los rituales religiosos hasta los juegos de chicos, de la literatura hasta la innovación y la tecnología. Desde siempre, ha permeado toda la vida de este pueblo, poniendo en línea el Japón contemporáneo y lo de la Prehistoria.
El bambú es una gramínea, en cuya esencia el japonés se reconoce. El tiene fuertes raíces, es pujante, liviano, rígido, resiliente y discreto. Los atributos de la planta se confunden con la propia cultura japonesa y explican su rol de protagonista silencioso en ella – es más importante existir que exhibirse. Poner la mirada en los nuances de esta relación tan íntima es abrirse para un nuevo horizonte de posibilidades y sentidos”.
Marcello Dantas, curador y director de programación de la JAPAN HOUSE São Paulo.