Experiencias inolvidables

Por lo general, viajar es sinónimo de vivir momentos inolvidables en otras culturas. Se habla mucho, por ejemplo, de la deliciosa gastronomía japonesa, los parques, jardines, templos y otros monumentos históricos de ese país. Pero parte de ese deslumbramiento también está presente en las experiencias únicas de hospedaje en Japón, lo que incluye, entre las más variadas opciones, la oportunidad de hospedarse en el hotel más antiguo del mundo, de acuerdo con el Guinness World Records.

Localizado en la provincia de Yamanashi, el Nishiyama Onsen Keiunkan abrió sus puertas en el año 705 bajo la dirección de Fujiwara Mahito, cuya familia continúa, después de 52 generaciones, administrando el hotel. A pesar de haber pasado por algunas modernizaciones a lo largo de los años, principalmente en lo relativo a una mayor oferta de comodidad a los huéspedes, el encanto del ryokan continúa siendo el mismo. Aquí, los principales puntos de atracción son las termas de agua climatizada y los bellos paisajes, con mención especial a la vista del Monte Fuji.

También en estilo ryokan, el Shukubo Koya-san Eko-in es un templo budista con más de 1000 años de historia en la Provincia de Wakayama. Sus instalaciones son más sencillas, pero los huéspedes tienen la oportunidad de ver de cerca algunas de las actividades diarias de los monjes y participar en las ceremonias matinales, algunos rituales y meditaciones. Con una excelente ubicación, el hospedaje se encuentra cerca de los templos Kongobu-ji y Okuno-In.

Momentos llenos de magia

En Japón, tradición y modernidad se conjugan en un equilibrio perfecto, incluso en el sector hotelero. Ejemplo de ello es la unidad de Tokio del Henn Na Hotel, donde los huéspedes son recibidos por robots dinosaurios, que realizan toda la atención. La tecnología es una de las protagonistas del hotel: la mayor parte de los servicios está automatizada y se utiliza un sistema de reconocimiento facial en lugar de tarjetas para abrir las puertas de las habitaciones.

Interactuar con dinosaurios no es el único sueño hecho realidad en los hoteles japoneses. Año a año, entre los meses de enero y febrero, que corresponden al invierno local, el Kohri No Hotel abre sus puertas en la Ice Village del Hoshino Resort, provincia de Hokkaido. Para hospedarse en el "hotel de hielo", es necesario programarse con anticipación, pues solo tiene una habitación disponible y los huéspedes pueden alojarse solo una noche. La estructura es totalmente de hielo, incluso los muebles, pero la experiencia es muy cómoda gracias a los sacos de dormir, que soportan temperaturas de hasta -30 ºC, y al aislamiento acústico, proporcionado por paredes de 20 centímetros de grosor.

Una noche entre libros y obras de arte

Los hoteles cápsula forman parte de la identidad cultural japonesa y son una alternativa muy accesible para los viajantes más económicos o para quienes visitan el país por negocios. Las habitaciones —es decir, las cápsulas— son individuales y, aunque ocupen un espacio limitado, suelen ser cómodas para una buena noche de sueño. Los baños y las duchas son colectivos y se separa a los hombres y a las mujeres en pisos diferentes. Ese tipo de hospedaje se popularizó tanto que no es difícil encontrar alternativas temáticas.

Es el caso del Book and Bed Tokyo, que cuenta con unidades en Tokio, Kioto, Osaka y Fukuoka. Para los amantes de la lectura, esta red realiza el sueño de dormir en una biblioteca. Hay más de 1700 títulos en japonés e inglés, que cubren estilos muy variados, de novelas a ensayos, pasando por guías, revistas, manuales e historietas. Hay 52 camas, que se dividen en dos tipos: las que están dentro de las repisas de libros y las literas.

También se encuentran otras opciones que contemplan a los fanáticos de los mangas, como el Manga Art Hotel, en Tokio. La propuesta es muy similar: las camas se incorporan a las repisas de mangas y los huéspedes tienen libre acceso a todo el contenido. Siguiendo la misma línea artística, The Millennials es una red de hoteles cápsula en Tokio, Kioto y Fukuoka donde los artistas locales tienen la oportunidad de decorar las paredes, transformando los lechos en obras de arte exclusivas. Aquí la tecnología también está presente, ya que la posición de las camas, la temperatura y la luz se controlan mediante un tablet.

 

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