Kokeshi | こけし
Las kokeshi son muñecas de madera originarias de la región de Tōhoku, en el noreste de Japón, que surgieron como una artesanía popular entre las aldeas de las montañas de aguas termales a finales del periodo Edo (1603-1868 EC). Se caracterizan por sus cuerpos alargados y sin extremidades, por tener cabezas desproporcionadamente grandes y por lucir delicados rasgos pintados a mano. En las seis provincias de la región de Tōhoku –Aomori, Akita, Iwate, Miyagi, Yamagata y Fukushima– existe un legado de fabricación de kokeshi, con 12 estilos de muñecas en toda la región, cada una procedente de una ciudad o zona diferente de fuentes de aguas termales (onsen) y diferenciadas por la forma de sus cabezas y cuerpos, por sus rasgos faciales y su decoración.
En el pasado, cada zona de la región de Tōhoku tenía su propio nombre para describir las muñecas de madera que producía. Sin embargo, como eso podía confundir a los coleccionistas, en la década de 1940 los fabricantes decidieron adoptar un nombre estándar: ‘kokeshi’, que se escribe con letras japonesas hiragana y para el cual no existe un kanji (carácter chino) correspondiente ampliamente aceptado.
Las kokeshi fueron parte del foco de atención de la exposición WOW: City Lights and Woodland Shade (WOW: Luces de la Ciudad y Sombra de los Bosques), realizada en Japan House Londres entre el 21 de noviembre de 2019 y el 22 de marzo de 2020.
¿Qué son las kokeshi?
Como hay pocos registros en papel, sus orígenes precisos se pierden un poco con el paso del tiempo, pero se cree que las kokeshi aparecieron por primera vez en la región de Tōhoku alrededor del año 1800 y que eran confeccionadas por torneros de madera (quienes normalmente hacían platos y cuencos) para dárselos a sus hijos como juguetes. Se cree que los primeros ejemplares provenían de la zona de Togatta Onsen, en la provincia de Miyagi. Al principio, las kokeshi tenían formas sencillas de madera y, poco a poco, se les fueron incorporando pinturas para representar expresiones y kimonos de colores, convirtiéndose en el tipo de kokeshi conocido en la actualidad por muchas personas y a quienes les gusta mucho.
Las muñecas Kokeshi no tienen ninguna conexión formal con el sintoísmo o con una religión organizada, pero como la espiritualidad de la región siempre ha estado intrínsecamente ligada a los bosques, al culto a la naturaleza y al animismo, esas muñecas de madera eran, sin duda, un importante pilar de la vida en las aldeas de la montaña.
De regalos infantiles a souvenirs
En las aldeas donde se confeccionaban las kokeshi, éstas se daban como regalo cuando un niño nacía (algo así como los osos de peluche que suelen regalarse hoy en día a los recién nacidos), con el nombre del bebé pintado en la parte posterior del cuerpo. A falta de otros juguetes, los niños crecían jugando con su muñeca kokeshi.
Con la llegada del periodo Meiji, en la década de 1860, los agricultores desempleados durante los meses más fríos y los turistas comenzaron a viajar a las montañas para alojarse en las posadas rurales y recuperarse en las aguas termales naturales o para realizar peregrinaciones religiosas (las montañas Dewa Sanzan en la región de Tōhoku constituyen uno de los destinos más sagrados de Japón). Los mismos artesanos de la madera vieron en todo este movimiento una oportunidad para producir y vender las kokeshi como souvenirs y, así, las muñecas comenzaron a evolucionar, pasaron de ser un pintoresco juguete folclórico a convertirse en un codiciado adorno y objeto de coleccionistas.
¿Cómo se producen las kokeshi?
Las muñecas Kokeshi se tallan a mano en un torno y se fabrican principalmente con madera de “dogwood” o de cerezos. Excepto por la tala de los árboles, los fabricantes de kokeshi realizan todas las partes del proceso de fabricación, desde descortezar y secar la madera, hasta cortarla en trozos, confeccionar la cabeza y el cuerpo (con el mismo trozo de madera), fijar las cabezas, pintar y encerar las muñecas.
Pintura en kokeshi © Museo Miyagizao Kokeshi
Tradicionalmente, estas habilidades se transmitían de padres a hijos, y los maestros de kokeshi (hombres) solían enseñar a sus hijos primogénitos como aprendices en sus propias casas y talleres. Algunos tenían un negocio familiar en el que el padre y el hijo tallaban las kokeshi y la madre se encargaba de pintarlas. Sin embargo, como muchos maestros fabricantes de kokeshi tienen hoy más de 70 años de edad, se ha puesto atención en asegurar el futuro de este importante arte popular mediante la formación de una nueva generación de artesanos, incluyendo a mujeres jóvenes, primero en las universidades locales y después bajo la orientación de un maestro kokeshi.
Herramientas del oficio
En el torno, los kijishi –carpinteros– utilizan entre cuatro y cinco herramientas diferentes, parecidas a los formones, para tallar cada muñeca y conseguir los grosores, formas, curvas y líneas de torneado diferentes necesarias propias de su estilo particular.
Sorprendentemente, cada una de esas herramientas también está hecha a mano y son los propios artesanos quienes las fabrican, en parte para conseguir un nivel de comodidad personalizado para su manejo, pero también porque quedan pocos herreros con la habilidad y los conocimientos necesarios para crear esas herramientas especializadas. La pintura se realiza con una paleta compuesta principalmente por pintura negra, roja y verde, aplicada en delicadas pinceladas únicas con un pincel de piel de comadreja.
¿Cómo son las muñecas kokeshi?
Existen al menos 12 estilos oficiales de kokeshi, cada uno de los cuales recibe el nombre de un lugar y tienen un conjunto de reglas de forma, color y motivos. Los 12 tipos principales son Hijiori, Kijiyama, Nakanosawa, Nanbu, Naruko, Sakunami, Togatta, Tsuchiyu, Tsugaru, Yajiro, Yamagata y Zao. Históricamente, la altura estándar de una muñeca kokeshi era de 30 cm, pero la nueva norma de 18 cm refleja la realidad de los compradores contemporáneos, que viven en casas más pequeñas y tienen menos espacio para mostrar sus adornos.
Las muñecas de madera que no se ajustan a estos estilos preestablecidos –como aquellas con ropas occidentales, cuerpos bien torneados y estilos de pelo esculpidos– se consideran “kokeshis creativas” y son interpretaciones contemporáneas. Las kokeshis creativas se pueden encontrar en todo Japón, a diferencia de las kokeshis originales, que solo son de la región de Tōhoku.
Muñecas kokeshi exhibidas en la exposición WOW: City Lights and Woodland Shade (WOW: Luces de la Ciudad y Sombra de los Bosques), Japan House Londres
Identificación de los diferentes estilos de kokeshi
Uno de los estilos más conocidos de kokeshi proviene de la zona de Naruko Onsen, provincia de Miyagi. Las naruko kokeshi presentan formas estables, con un cuerpo ligeramente cóncavo y una cabeza esférica que cruje al girarla. El rostro de la muñeca tiene un solo párpado y diminutos labios rojos, con el pelo pintado con rizos y un flequillo; el cuerpo está decorado con crisantemos.
En otros lugares como Hijiori Onsen, en Yamagata, es de donde proviene el estilo más raro ya que solo hay un maestro fabricante de kokeshi que sigue practicando el oficio; mientras que en Nakanosawa Onsen, en Fukushima, se encuentra la inconfundible kokeshi Tako Bozu, caracterizada por una cabeza calva y grandes ojos almendrados rodeados de anillos rojos: esta muñeca fue reconocida oficialmente como el 12º estilo auténtico en 2018.
¿Dónde se pueden ver las muñecas kokeshi en Japón?
La mayor colección de muñecas kokeshi del mundo es la del Museo Miyagi Zao Kokeshi, situado al pie del monte Zao, en la provincia de Miyagi. El espacio alberga a más de 5.000 ejemplares donados por coleccionistas o por herencias cedidas.
El museo cuenta con un estudio en el que los aprendices del oficio de fabricante de kokeshi guían a los visitantes en la decoración de sus propias muñecas. La colección permanente incluye muchas piezas raras de importantes maestros de las kokeshi. Los visitantes pueden observar cómo la pátina de la madera se ha profundizado con el paso del tiempo y admirar los diferentes diseños de kimonos –iris, flor de cerezo, crisantemo–, así como estudiar los enigmáticos rostros de las muñecas, preguntándose si están felices, pensativas, enfadadas o melancólicas. Todos ven algo diferente en el rostro de una kokeshi, lo cual sigue siendo una atracción permanente de estos iconos del arte popular japonés.
Museo Miyagi Zao Kokeshi © Museo Miyagizao Kokeshi