Los encantos del cine japonés – historia y perspectivas
La primera tecnología para producir una película, inventada a finales del siglo XIX, llegó a Japón durante el periodo Meiji, cuando el país daba sus primeros pasos hacia la modernización. Las películas se propagaron rápidamente por la sociedad y evolucionaron. Dicen que detrás de esta evolución del cine está la influencia de la cultura y de la historia japonesas. Y aquí, en este texto, están la historia y las perspectivas del cine en Japón.
Los inicios del cine japonés y el kabuki
En 1895, los hermanos Lumière, ingenieros franceses, inventaron el “cinematógrafo”, una máquina capaz de captar y proyectar imágenes animadas. En el Japón de aquel entonces, estas imágenes recibieron el nombre de “fotografías en movimiento” (katsudō shashin) y comenzaron a producirse en el archipiélago.
En la etapa inicial del cine japonés, muchas producciones contaban con el trabajo de actores del tradicional teatro kabuki. El “jidai geki”, género que tiene como escenario al Japón anterior al periodo Meiji (1868-1912), se estableció con el apoyo del kabuki y es popular hasta nuestros días.
En el universo del cine japonés de la primera mitad del siglo XX, los nombres artísticos y el aspecto de los actores, el maquillaje, los detalles en los gestos y expresiones, la forma de vocalizar y otros aspectos tenían mucha influencia de los actores de kabuki. Y entre estos artistas, se encuentran grandes estrellas de la gran pantalla, que se hicieron muy populares entre el público japonés.
El papel del benshi y el teatro de marionetas
Una de las particularidades de la primera etapa de la cultura cinematográfica japonesa fue la presencia de los katsudō benshi, los narradores de películas. En la época del cine mudo, los katsudō benshi cumplían la función de explicar la película, narrar los diálogos de los personajes y describir las escenas ubicándose junto a la pantalla de cine.
En Japón, algunas veces, la cautivadora forma de hablar de estos narradores atraía más a los espectadores que la propia película. Se dice que mucha gente iba a los cines a “escuchar la narración” en lugar de “ver la película”. Detrás del éxito de los benshi, se destaca la influencia de la narración nacida en el teatro de marionetas (ningyō jōruri), muy familiar para los espectadores japoneses.
El ningyō jōruri es uno de los teatros de marionetas tradicionales de Japón. Su origen se remonta al siglo XI, cuando los espectáculos estaban compuestos por tres agentes: el ningyō-tsukai, que controlaba las marionetas en escena, el shamisen y el tayū, que narraban la historia y cantaban a un lado del escenario. La cultura jōruri de contar y cantar la historia al lado del escenario parece haber servido de base para que los benshi fueran aceptados de forma natural en los cines japoneses.
Hay registros de 1926 que indican la existencia de miles de narradores de películas en todo el país, incluidas las mujeres. Pero a principios de la década de 1930, las películas pasaron a ser sonoras y, naturalmente, los benshi perdieron su función. Sin embargo, hay películas producidas en los últimos años que se desarrollan en torno a la narración de los benshi, haciendo que esa profesión vuelva a tener protagonismo.
La creatividad de Akira Kurosawa y sus contemporáneos
En los años 30, las películas pasaron a ser sonoras y el cine japonés alcanzó su apogeo. Los actores que alcanzaron una gran fama en los jidai geki comienzan a crear sus propias productoras y dan oportunidades a jóvenes directores y guionistas creativos deseosos de experimentar con sus producciones. Poco antes de la Segunda Guerra Mundial, se producían casi 500 películas japonesas al año, una cifra solo superada por Estados Unidos.
Destacan los directores Kenji Mizoguchi, conocido por “Cuentos de la luna pálida” (“Ugetsu monogatari”) y Yasujirō Ozu, de “Historias de Tokio” (“Tōkyō monogatari”), que posteriormente serían mundialmente aclamados. Sus obras reciben críticas desde diversos puntos de vista, pero desde la óptica de la cultura japonesa, se dice que las películas de Mizoguchi presentan una composición similar a la de la pintura japonesa. El director considera la obra “Rakuchū rakugai zukan” de Gukei Sumiyoshi como el modelo perfecto de composición y prefiere observar los objetos desde lejos, desde un ángulo superior.
Al comparar la pintura europea y la japonesa, Mizoguchi afirma que en Europa la tendencia es a la mirada y el enfoque en un solo punto a través del primer plano, mientras que en Japón la tendencia es al plano general a través de la “composición de vista entera”, donde la misma vista tiene varios puntos centrales. El flujo de tiempo fluido y lento de las pinturas japonesas y sus consecuentes cambios continuos en el espacio son perceptibles en las películas del director.
En la película “Ran”, del mundialmente aclamado Akira Kurosawa, se construye un mosaico con referencias al nō, el teatro tradicional japonés. Es posible apreciar una fuerte influencia de este teatro sobre todo en los movimientos de los pies de los personajes. Los críticos también señalan influencias del nō en “Primavera tardía” (“Banshun”), de Yasujirō Ozu, y en “La voz de la montaña” (“Yama no oto”), de Mikio Naruse.
Sin embargo, el cine japonés no solo está moldeado por la tradición japonesa. Las ideas originales y creativas de directores, equipo y actores dieron lugar a nuevas técnicas y formas de expresión. Un ejemplo clásico de este tipo de innovaciones es la forma en que se expresa la lluvia en la película “Rashōmon”, de Akira Kurosawa.
En aquella época, los largometrajes se rodaban en blanco y negro y a Kurosawa le resultaba difícil expresar la intensa lluvia. A sugerencia de su camarógrafo, el agua que caería en forma de lluvia en el set de rodaje se mezcló con tinta sumi de color negro. La presencia de la lluvia torrencial y repentina que parece no acabar nunca surgió de una idea novedosa en el set.
El padre de los efectos especiales y Godzilla
Una de las características del cine japonés son los efectos especiales y el padre de las películas de este género es Eiji Tsuburaya, conocido por títulos como “Godzilla” y “Ultraman”.
Nacido en 1901, Tsuburaya trabajaba como camarógrafo en 1933 cuando se sorprendió al ver la película de Hollywood “King Kong”. Tsuburaya Empezó a investigar de forma independiente los efectos especiales utilizados en la película y produjo escenas extremadamente reales de batallas aéreas, entre otras, que alcanzaron gran popularidad.
Finalizada la Segunda Guerra Mundial, utilizó sus técnicas para ser director de los efectos especiales de “Godzilla”. El método ideado por Tsuburaya de hacer que los actores se disfrazaran y actuaran en sets en miniatura, permitió producir escenas extremadamente reales para la época e hizo que el nombre de Tsuburaya y Godzilla se dieran a conocer en todo el mundo. Este tipo de efectos especiales se ha ido utilizando menos con el auge de la computación gráfica, pero Japón sigue siendo admirado por el uso de nuevas técnicas en sus producciones.
Los cines japoneses y el futuro de las películas
Con la expansión de la cultura cinematográfica, los cines también se han desarrollado. En 1899 se proyectó la primera película en Tokio y en 1903 se inauguró el primer cine permanente de Japón en Asakusa Rokku, una zona conocida por sus teatros y otras formas de entretenimiento. Después de este hito, los cines se propagaron por todo el país.
Hoy en día, es más habitual ver películas en “complejos cinematográficos”, que cuentan con varias salas de proyección en un mismo edificio. La mayoría de las veces, los cines japoneses están situados dentro de centros comerciales y mucha gente aprovecha para ver una película después de ir de compras. Además de la tecnología más avanzada en sonido e imagen, también se crearon asientos que reproducen olores o ráfagas de viento. Asimismo, surgen constantemente otras innovaciones al estilo japonés, como los asientos reclinables y las cabinas privadas.
A lo largo del año se celebran festivales de cine en diversas regiones del archipiélago, desde Hokkaido hasta Okinawa, en los que se presentan diversas producciones, actores y directores. Entre estos eventos destaca el “Yufuin Film Festival”, en la provincia de Oita. El evento comenzó en 1976 y es el festival de cine más antiguo celebrado en Japón hasta la fecha, siendo también muy apreciado por la población local. La estrecha relación entre las películas y el desarrollo de las ciudades y sus comunidades puede considerarse otra particularidad de los festivales de cine japoneses.
Japón siempre ha absorbido, de forma flexible, muchos elementos de diferentes culturas y sigue creando nuevas producciones al tiempo que busca inspiración en su propia historia.
Inuhiko Yomota, investigador de la historia del cine, afirma:
“lo que llama la atención [en el cine japonés] es el fuerte hibridismo de culturas, es decir, la voluntad de crear una mezcla totalmente nueva a partir de la composición de diferentes elementos culturales cuidadosamente seleccionados”.
Incluso en la actualidad, en que las producciones son cada vez más globales, tal vez estemos a punto de asistir a la creación de un nuevo cine japonés, con una forma nunca antes vista.
Referencias:
Tadao Sato, “Eiga de nihon wo kangaeru”, CHUNICHI Movie Productions.
Inuhiko Yomota, “Nihon eiga-shi 110 nen”, NiSHUEISHA Inc.
Masaaki Tsuduki, “Kurosawa Akira – Zen-sakuhin to zen-sh ōgai”, TOKYO SHOSEKI CO., LTD.
Kenji Iwamoto, “Nihon eiga no tanjō” (Nihon eiga-shi sōsho), 15Shinwasha.