La mayoría de las empresas más antiguas del mundo se encuentran en Japón
¿Cómo se explica la longevidad de las empresas japonesas?
En 2008, el Banco Central de Corea del Sur elaboró un exhaustivo informe sobre las empresas más antiguas del mundo, llegando a formar una lista de 5.586 empresas con más de 200 años de actividades ininterrumpidas en 41 países. De ese total, nada menos que 3.146 empresas, es decir, el 56% de la lista, están en Japón.
En 2019, el instituto de investigación Teikoku Data Bank recopiló información sobre la existencia de más de 33.000 empresas con más de 100 años de funcionamiento ininterrumpido en Japón, entre las que se encuentran hoteles, confiterías y constructoras, para dar algunos ejemplos.
¿Qué explica ese fenómeno de la longevidad de las empresas japonesas? ¿Y qué pueden enseñarnos estas empresas, más antiguas que muchos países, en un mundo dominado por las start-ups tecnológicas que surgen y desaparecen cada año?
El secreto de la longevidad de las empresas puede estar en la preocupación por la sostenibilidad y la tradición
Yoshinori Hara, director y profesor del programa de posgrado de negocios de la Universidad de Kioto señala dos posibles razones. En primer lugar, el énfasis de las empresas japonesas tradicionales en la sostenibilidad del negocio, por encima de la rápida búsqueda de maximización de la rentabilidad. En segundo lugar, la preocupación de los administradores por respetar la tradición y el legado recibido de sus antepasados y por preparar el negocio para sus hijos, nietos y bisnietos.
La mayoría de estas empresas centenarias, también conocidas como shinise (老舗) – o "establecimientos tradicionales" en español –, son pequeñas y medianas empresas familiares que operan en los rubros de la hostelería y la alimentación.
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Una confitería tradicional, fundada hace casi 500 años
Este es exactamente el caso de Toraya, una confitería tradicional japonesa fundada a finales de la era Muromachi (1336-1573), en la misma época en la que el cacao fue traído por primera vez de América a Europa por los conquistadores españoles.
Toraya fue fundada por Enchu Kurokawa en la ciudad de Kioto, donde, durante muchos años, sirvió a la Corte Imperial con sus delicadas y sabrosas creaciones. Poco después del traslado a la nueva capital del imperio, promovido por la Restauración Meiji (1896), la sede de esta antigua empresa también se trasladó a Tokio.
Dedicada a la elaboración del wagashi (和菓子), un dulce que tradicionalmente se sirve junto con el té y se prepara con porotos Azuki, Agar-agar y tres tipos diferentes de azúcar, Toraya es administrada hoy por la 17ª generación de la familia, y posee unas 80 tiendas en Japón. Además del wagashi, Toraya también es conocida por el delicioso yōkan (羊羹), un dulce gelatinoso elaborado con los mismos ingredientes, agradable al paladar y a la vista.
Desde la década de 1980, Toraya ha asumido el reto de popularizar los wagashis y los yōkans en Occidente, con la apertura de tiendas en Nueva York y París. La estrategia de internacionalización consistió en conquistar poco a poco a la clientela en esas ciudades, buscando que los manjares pasaran a formar parte de la vida cotidiana de estadounidenses y franceses.
Ese plan funcionó mejor en París, donde la tienda, situada cerca de la Place de la Concorde, mantiene una alta frecuencia de consumidores parisinos y turistas. Sin embargo, la tienda de Nueva York fue cerrada en 2003, principalmente por la crisis que siguió a los trágicos atentados del 11 de septiembre de 2001.
La empresa planea ahora expandirse a otros países de Asia, con especial atención a Oriente Medio, debido a la similitud de sabores y texturas con los dulces y la confitería locales.