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Stories | Amarrando los deseos: la historia y el futuro del kumihimo

Cualquier tipo de cordón, incluyendo el kumihimo, no tienen ninguna utilidad cuando está solo. Sin embargo, cuando estos cordones están amarrados a objetos o a otros cordones su función si está completa.

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Amarrando los deseos: la historia y el futuro del kumihimo

Amarrar. Esta sencilla acción que forma parte de nuestra vida cotidiana ha sido valorada en Japón desde la antigüedad. En japonés, el verbo amarrar o anudar se utiliza no sólo para expresar la funcionalidad de la acción, como “amarrarse los zapatos”, sino también en situaciones que expresan “una conexión entre las personas”, “las cosas relacionadas con un hecho”, “el florecimiento y el dar frutos” o “la conclusión de una historia”.

Tal vez, la profundidad del verbo “amarrar” pueda verse y sentirse en la historia y en las técnicas de los cordones japoneses. En este texto presentamos la tradición y la técnica del kumihimo, una de las artesanías tradicionales japonesas clasificadas como kogei, así como las perspectivas de futuro de esta expresión artística.

 

Kumihimo y la cultura del Kogei en Japón

El Kumihimo se refiere a cuerdas hechas con hilos de seda torcidos y trenzados en dirección vertical. Es diferente del telar porque en esta técnica no se utilizan hilos en sentido horizontal, sino que se vale de complejas trenzas de hilos verticales de diferentes colores para conformar los vivos diseños. Para aumentar su resistencia y fijar bien los puntos del trenzado, se utilizan varas de bambú (hera) para aplicar golpes en los cordones, y por ese motivo esta artesanía también se llama uchihimo.

Piezas como el yoroi (armadura), la katana (espada), el inrō (pequeña caja portátil para guardar tabaco y remedios), entre otras que hoy se pueden apreciar en los museos, no se usaban como adornos, sino como piezas utilitarias. Y para llevar estos objetos en el propio cuerpo, se necesitaba un cordón, por lo que durante más de mil años se utilizaba el kumihimo.

Importante Tesoro Nacional 『kurokawazutsumikinkirumon'itomakinotachi』Espada larga, con soporte de cuerno negro, con patrón de paulownia dorado y cordón envuelto alrededor de la empuñadura y la parte superior de la funda (Tokyo National Museum) Fuente: ColBase

Las espadas de tipo tachi o katana eran llevadas por el samurái en el lado izquierdo de la cintura. La funda (saya) es el estuche donde se guarda la espada, esta versión que data de la Era Muromachi (1336 - 1573), fue totalmente confeccionada con cuero y teñida con laca negra. El cordón que envuelve el mango (tsuka) hasta la parte media de esta funda está hecho de kumihimo.

El fino kumihimo de color púrpura se llama sageo y se utilizaba para ayudar a sujetar una espada de tipo tachi. Esta versión envuelta en kumihimo se llama itomaki no tachi. El cordón grueso que rodea esta capa de hilo más fino se llama tachio y se utilizaba para fijar la espada a la cintura.

Importante Tesoro Nacional kashidoriitokata akaodoshinodoumaru Armadura Domaru Atada con hilo azul marino y rojo (Kashidori ito), que lleva un cordón rojo en el hombro (Tokyo National Museum) Fuente: ColBase

Al igual que las espadas, esta armadura que también data de la Era Muromachi (1336 - 1573), presenta la aplicación de varios kumihimo.

Entre las armaduras de la misma época, esta destaca por tener una técnica exquisita y porque la parte del torso está hecha conectando trenzados de kumihimo, que combinan hilos azul marino y carmesí a una pequeña placa de hierro.

Tesoro Nacional Tesoro Nacional『Sutras budistas Jigokuzōji』(Tokyo National Museum) Fuente: ColBase

Fuente: ColBase

Y las aplicaciones no se limitan a los armamentos. Los cordones que amarraban los pergaminos llamados makimono también se hacían con kumihimo. En la Era Heian (784-1185), que data de hace más de mil años, encontramos una recopilación de un tipo de sutras budistas llamada Jigokuzōji que constituye un tesoro nacional en el que se emplea el kumihimo.

Así, encontramos el kumihimo en las espadas, las armaduras y los sutras de la nobleza, así como en todos los demás objetos de valor que requerían maestría, como una técnica del alto nivel y la excelencia que distinguían estas piezas.

Los deseos contenidos en el acto de amarrar

Cualquier tipo de cordón, incluido el kumihimo, no tiene ninguna utilidad cuando está solo. Sin embargo, cuando estos cordones están amarrados a objetos o a otros cordones su función sí está completa. En Japón, desde la antigüedad, el acto de unir las partes con un lazo continúa albergando las sutilezas del corazón humano.

La novela más antigua del mundo y que sobrevive hasta nuestros días es Genji Monogatari, escrita a principios del siglo XI en Japón. En esa publicación hay un poema waka en el que el acto de amarrar transmite el sentimiento de un corazón enamorado.

「あげまきに 長き契りを むすびこめ おなじ所に よりもあはなむ」

“Agemakini nagaki chigiriwo musubikome onajitokoroni yorimoahanamu”

Explicación: De la misma manera que el peinado trenzado agemaki tiene un cordón que se encuentra varias veces en el mismo lugar, deseo vivir contigo para siempre.

Este trenzado llamado agemaki también aparece en la armadura antes mencionada.

Importante Tesoro Nacional『kashidoriitokata akaodoshinodoumaru: Armadura Domaru atada con hilo azul marino y rojo (Kashidori ito) y con cordón rojo en el hombro(Acervo del Tokyo National Museum)

Fuente: ColBase

Se trata de una forma elegante de amarrar dos cordones por delante y por detrás en forma de flor, lo que se consideraba una representación de la pureza, y se consideraba además un talismán para espantar a los malos espíritus.

Gekko Ogata Genji Gojūyonjō〔yonjūnana〕Agemaki Fuente: Parte de imagen de la National Diet Library

Incluso hoy en día, en las bodas, los japoneses suelen regalarles a los novios dinero en billetes que se deben entregar dentro de un sobre llamado noshibukuro. Este sobre está envuelto en mizuhiki, un cordón de papel delicado en los colores blanco y rojo, una combinación que se considera festiva. En muchos casos, el nudo del mizuhiki se hace con una técnica llamada musubikiri y una vez hecho, no puede deshacerse. Este anudado contiene los deseos de quien lo regala, con votos de alegría que nunca se podrán deshacer.

El acto de amarrar significa conectar más de dos partes. Sin embargo, los japoneses que estructuraron la cultura nacional, no limitaron ese significado sólo a los objetos, sino también al corazón de las personas, que puede ser amarrado y dirigido por algo invisible a los ojos. Hoy en día, existen innumerables formas de realizar los distintos amarres con significados que no se limitan a la función de adorno, sino que también contienen deseos universales que no cambian con el tiempo, como una “relación buena y duradera” y el “éxito, igual que el florecimiento y los buenos frutos de un árbol”. Estos sentimientos siguen siendo honrados hasta el día de hoy en la forma de diferentes costumbres.

El Kumihimo hoy: una cultura que sobrevive hasta la actualidad

El barrio de Ueno de Tokio, situado al noreste del palacio imperial, sigue siendo una próspera área comercial desde la Era Edo (1603-1867). Y es allí donde una tienda especializada en kumihimo lleva más de 400 años funcionando. Se trata de Yusoku Kumihimo Domyo (Domyo). Al ingresar a la tienda, los clientes son recibidos por numerosos kumihimo dispuestos en hileras y de los más diversos colores.

El kumihimo, que ya había echado raíces en Japón desde el periodo Nara (710-784), tiene versiones que se remontan a más de mil años, como las del acervo del Sōshoin (colección de tiempos antiguos) de Todaiji en Nara, así como la de Roryuji, la construcción de madera más antigua del mundo. Hoy, en Domyo, los artesanos también se dedican a la labor de reproducir estas piezas históricas.

El kumihimo puede dividirse en tres grandes tipos:

  • Kaku'uchi himo: que tiene un soporte cuadrado.
  • Hirauchi himo: que es plano como un lazo.
  • Maru'uchi himo: que tiene un soporte circular.

Para cada tipo, hay diferentes técnicas y materiales, pero es posible crear una gran diversidad de patrones trenzando intrincadamente el hilo de seda enrollado en una bobina. Cuando se trata de formas más elaboradas, hay casos en los que el número de bobinas supera las 100 unidades.

Según el Sr. Kiichirō Domyo, de la décima generación de Domyo:

“actualmente, aproximadamente el 90% de los clientes vienen a la tienda a comprar obijime, que es un cordón que se utiliza en los kimonos. En la era Edo (1603-1867), la demanda se concentraba prácticamente en el sageo para espadas. Sin embargo, con la prohibición de portar espadas a partir de la Era Meiji (1688-1912), la mayor parte de los productos se concentró en el obijime, cuya técnica de producción era la misma.”

Uikyo-ê de finales de la Era Edo. El obijime es el cordón que se amarra sobre la faja obi roja.Toyokuni Utagawa jūnigatsunouchi haduki tsukimi | Fuente: Parte de la imagen de la National Diet Library Digital Collections

Desde la antigüedad, el obijime siempre ha sido un elemento importante de la moda femenina en Japón. El obijime es un cordón que se amarra sobre la faja de un kimono para que esta no se deshaga. Los materiales y formas de amarrar son diversos, pero es posible hacer diferentes combinaciones de acuerdo con el color y el patrón del kimono, y también según la estación del año, asegurando un aspecto colorido a la indumentaria japonesa.

En Domyo, donde se pueden encontrar cientos de tipos de kumihimo, artesanos especializados se encargan de todos los procesos desde el teñido de los hilos de seda. Hoy en día, es más común el teñido con compuestos químicos, pero cuando se trata de reproducir algunos kumihimo de la antigüedad, también se utilizan tintes naturales. El teñido se realiza en agua caliente, a una temperatura superior a los 60ºC, por lo que el trabajo del artesano se hace muy pesado durante los calurosos días de verano. Sobre todo, en el caso de los colorantes naturales, debido a la dificultad de extraer un color vivo, el proceso de teñido se repite durante varios días hasta conseguir el color deseado.

En una estantería del taller se guardan diversas muestras de hilos de seda teñidos con colorantes naturales. Como explican los miembros de la familia Domyo, que se autodenominan “nuevos guardias imperiales de Domyo”, sin estas muestras sería muy difícil saber qué tinte utilizar, lo que supondría un reto aún mayor a la hora de reproducir los antiguos kumihimo. Fueron ellos los que se dedicaron a desvelar, desde mediados de la Era Meiji, los secretos del kumihimo histórico que se encontraban en templos y santuarios ubicados en todo Japón.

Entre los kumihimo conservados en el Shōsōin, hay algunos modelos de los que no se conocía el proceso de teñido ni la estructura del trenzado. Así, los artesanos Domyo de la época, reprodujeron las técnicas perdidas y se dedicaron a sistematizar la técnica y la historia, de tal modo que el kumihimo, que hasta entonces no era más que un accesorio del armamento, se convirtió en una artesanía tradicional japonesa independiente, un kogei.

La tradición sigue transformándose

Actualmente, Domyo sigue dedicándose a la fabricación de kumihimo utilizando técnicas tradicionales que han sido transmitidas por las generaciones anteriores.

Como explica el Sr. Domyo:

“La técnica del kumihimo alcanzó su apogeo desde el final de la Era Heian hasta el Período Kamakura (1185-1333) y también durante el Período Muromachi (1336-1573). Debido a los resultados de las investigaciones realizadas por nuestros antepasados, conocemos las estructuras y formas de trenzar el kumihimo de prácticamente todas las eras. Sin embargo, si no aprovechamos esta técnica dentro de la cultura contemporánea, no podremos transmitir esta tradición a las generaciones futuras”.

Basándose en esta mentalidad, Domyo está desarrollando actualmente cinturones con una marca de moda. En comparación con el período anterior a la modernización japonesa, el uso de cordones en el vestuario ha disminuido, ya que la aplicación de cremalleras, botones y velcros forma parte de la vida cotidiana de hoy. Sin embargo, a través de este proyecto, Domyo pretende proponer un estilo en el que la técnica del kumihimo pueda aplicarse a las prendas de origen occidental.

Además, el diseño de obijime, que se inspira en piezas de arte como pinturas, textiles y cerámicas asiáticas, también ha obtenido más protagonismo. Cabe destacar el caso de las bailarinas de Edgar Degas, artista del impresionismo francés.

Edgar Degas Ballet from an Opera Box 1884 | The John G. Johnson Collection, Philadelphia Museum of Art, cat. 969

El proceso de descomposición de los colores de la obra “Ballet from an Opera Box”, de Edgar Degas, se hizo para poder teñir los cordones con colores, tal como se aprecia en la imagen que aparece más abajo. La técnica utilizada se llama narakumi y es un trenzado tradicional que cuenta con piezas en el acervo de Sōshōin. De acuerdo con el Sr. Domyo, la empresa pretende seguir creando kumihimo con temas extraídos de diferentes obras de arte.

El Sr. Domyo pone mucho énfasis a sus palabras cuando dice: “deseo seguir creando una nueva cultura del kumihimo”.

Una tradición no debe protegerse simplemente por el hecho de ser algo que es bueno por ser antiguo, aún más cuando se dice que “las artes tradicionales japonesas son tecnologías de punta de una era”. Según el momento histórico, es necesario aprovechar al máximo los aspectos tradicionales mientras que, de forma flexible, se van produciendo las transformaciones. Y es precisamente por eso que surgen objetos que la gente sigue utilizando, incluso después de que hayan pasado siglos. Tal vez podamos decir que “tradicional” significa aquello que se transforma y que continúa conectado con la vida cotidiana de las personas.

Referencias bibliográficas:

  • "Kumihimo", de Harano Mitsuko - Editorial Hoikusha
  • "Nihon no senshoku 3 Bushi no yosooi", de Nobuhiko Maruyama - Editorial Kyotoshoin
  • "Genjimonogatari 5", Nueva edición de la Colección de Literatura Clásica Japonesa - Editorial Shōgakukan
  • Página web de Yusoku Kumihimo Domyo (Domyo)

 

Colaboración en el reportaje:
Yusoku Kumihimo Domyo (Domyo)

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