En el entorno educativo, la Teoría de la Pirámide del Aprendizaje sostiene que la mejor forma de aprender algo es enseñándoselo a alguien. En Japón, ese concepto adquirió aplicaciones prácticas mediante el uso de robots. Las máquinas contribuyen cada vez más al desarrollo de habilidades de los estudiantes y transforman, día a día, el sector educativo del país.
Fumihide Tanaka, profesor del Departamento de Tecnologías de Interacciones Inteligentes de la Universidad de Tsukuba, propuso el uso de esa técnica con la ayuda del NAO, modelo creado por SoftBank Robotics. El humanoide de 58 centímetros ayuda a estudiantes de entre 3 y 6 años en sus clases de inglés desempeñando el papel de un alumno con dificultades que necesita que le enseñen. Al cometer pequeños errores, estimula a los compañeros a corregirlo y, consecuentemente, a aprender más.
El investigador está convencido de que enseñando a un robot menos inteligente, los niños no solo consolidan su propio conocimiento, sino también fortalecen la confianza en sí mismos. Hay también otros beneficios, como el desarrollo de habilidades del comportamiento, tales como la empatía y la colaboración. Así, las máquinas no reemplazan a las personas, sino que las ayudan a sentir, pensar y actuar.
En otros experimentos, el robot trabajó con niños con problemas de escritura demostrando más dificultades que sus compañeros. Al enseñar al humanoide a escribir, los alumnos se esforzaron aún más para mejorar sus propias habilidades. En sus investigaciones, Tanaka concluyó que la presencia de robots en el aula contribuyó al aumento de la eficiencia en el aprendizaje más que otras tecnologías, como las pizarras interactivas y los tablets. El secreto, cree, reside en las interacciones sociales que causan.
Con los estudiantes de más edad se usa otro modelo de SoftBank Robotics. Pepper, que mide 120 centímetros, puede personalizar sus interacciones recordando los nombres de los alumnos y reproduciendo diversos comportamientos humanos. El humanoide también asiente con la cabeza para demostrar que está escuchando, hace ademanes y comentarios y emite sonidos que manifiestan empatía. Las aplicaciones son similares a las de NAO.
El Consejo de Educación de la Provincia de Hiroshima fue pionero en el uso de robots reemplazantes de alumnos que por algún motivo no podían concurrir a las clases. Creado por Ory Lab, el OriHime mide tan solo 23 centímetros, graba y transmite el contenido a los tablets de los alumnos remotos.
Kentaro Yoshifuji, CEO de Ory Lab, cree que sus robots desempeñan un importante papel al ayudar a las personas enfermas o con limitaciones físicas a conectarse con familiares, amigos y profesores cuando estos no tienen la posibilidad de estar presentes. El diferencial es que este humanoide no está preprogramado, sino que su usuario lo controla a distancia.
Los beneficios se extienden mucho más allá de la oportunidad de hacer un seguimiento de las clases e interactuar con profesores y colegas. En la prueba realizada con estudiantes internados en el Hospital Universitario de Hiroshima, los resultados fueron muy positivos, incluso en lo que respecta al comportamiento de los pacientes. De acuerdo con el equipo médico, los participantes demostraron optimismo y buen ánimo durante el tratamiento gracias al contacto con los amigos.
Para los próximos años, la tendencia es que iniciativas como esta se vuelvan cada vez más comunes en Japón e inspiren el uso de robots humanoides como compañeros de aprendizaje en otros países del mundo.