Para muchas personas, aunque el 2021 ya está aquí, el 2020 aún no terminó. Es comprensible que el aislamiento social que la pandemia de coronavirus exigió hiciera que el mundo suspendiera ritos, festividades y competencias, entre otras celebraciones locales y globales.
El principal evento multideportivo del mundo, los Juegos Olímpicos y Paralímpicos de Tokio, tal vez sea el mejor ejemplo de un año que no terminó. Tanto es así que, incluso después de postergar la competencia para el 2021, los organizadores optaron por mantener 2020 en el nombre. De esa manera, Tokio 2020 tendrá lugar entre los meses de julio y agosto de 2021, algo inédito en la historia de la competencia.
Los japoneses saben que los Juegos Olímpicos y Paralímpicos de Tokio serán diferentes de otros. Es probable que hasta entonces las restricciones de público continúen, lo que los obliga a crear múltiples estrategias. Pero a pesar de tantas correcciones de rumbo, Japón quiere hacer que el evento se convierta en un símbolo de comunión por medio de una de las grandes atracciones del país: la tecnología.
Líder en áreas como robótica, aeronáutica y electrónicos, Japón intentará mostrar al mundo algunas de las tecnologías del futuro. Será una especie de reedición de lo que ocurrió en las Olimpíadas de Tokio de 1964, cuando el país exhibió el tren bala, un invento que se transformó en un sello distintivo del progreso del país. En el 2021, el centro de todas las miradas serán los robots e Internet de las Cosas, dos tecnologías que impregnan la cultura japonesa de innovación.
Aunque la pandemia impida la asistencia del público, Tokio espera recibir 11 mil atletas de las Olimpíadas y más 4 mil de los Juegos Paralímpicos de 206 países. Ese éxodo exige una minuciosa planificación de los servicios de transporte. Por eso, sensores acoplados a tranvías, autobuses y trenes recopilan datos, identifican las debilidades y señalan dónde y cuándo se debe efectuar un mantenimiento. Todas las comunicaciones se realizan en tiempo real, para evitar atrasos e imprevistos.
Un robot de Haneda Robotics Lab, que sirve como guía multilingüe y en pocas frases puede aclarar dudas logísticas a los visitantes, recibirá a los atletas y a los turistas en los aeropuertos. También podrá escanear valijas y recipientes y, en caso de que encuentre algo sospechoso, estará en condiciones de informar a las autoridades correspondientes. Este robot forma parte de una gama de robots que, además de ofrecer entretenimiento, son útiles para un mejor funcionamiento del evento.
En los estadios, las atracciones robóticas son los Field Support Robots (FSR), que colaborarán con los voluntarios de los juegos tomando objetos como dardos y pelotas. Se prevé también la presencia de robots que ayudan a los atletas y a otras personas con necesidades especiales, los Human Support Robots (HSR), que pueden guiar seres humanos e incluso cargar objetos livianos.
Como no podía ser de otra manera, los robots y la alta tecnología también serán los principales aliados para garantizar la seguridad física y virtual de los participantes. Además de los robots que monitorean el centro olímpico, Japón contará con una enorme estructura basada en inteligencia artificial. El sistema a gran escala, compuesto por cámaras y drones que se extienden por toda la ciudad, podrá reconocer cientos de miles de rostros al mismo tiempo.
Otra novedad en ese campo es el escaneado de multitudes de Panasonic. La tecnología usa datos de las cámaras acopladas a automóviles de policía y analiza movimientos de grandes multitudes con la intención de ayudar en la movilidad y, también, en la identificación de comportamientos sospechosos. El recurso debe usarse en combinación con un software de la empresa de seguridad ALSOK, que mapea expresiones faciales de agresión y ansiedad.
En el campo de la seguridad virtual –un factor muy importante en tiempos de restricciones de contactos físicos– Japón innovó mediante la contratación de 220 hackerscapaces de asegurar la protección de los datos y de las comunicaciones del evento. Esa preocupación se justifica, pues en las Olimpíadas más recientes hubo una gran cantidad de incidentes cibernéticos: en el 2016, se produjeron 4,2 millones de intentos de ataques virtuales en la estructura de los Juegos Olímpicos y Paralímpicos de Río de Janeiro.
La tecnología también ayudará a reestablecer la energía, en caso de que ocurra algún tipo de desastre natural. En el 2011, terremotos y tsunamis causaron muchos cortes de energía en Japón, lo que motivó a las autoridades a crear una tecnología de distribución más potente y resiliente. Actualmente, el país cuenta con herramientas inteligentes que miden los gastos y los suministros de energía. De esa manera, el país optimiza el gasto energético y, de paso, evita el desperdicio. Después de todo, en los Juegos Olímpicos y Paralímpicos de Tokio nada debe salirse de lo planeado.