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Entienda la baika, floración de ciruelos que anuncia la primavera

Baika, los ciruelos en flor, suele aparecer un mes antes que la sakura, los cerezos en flor, invadiendo calles, parques y jardines con sus flores blancas y rosas

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Los ciruelos en flor son el preludio de la primavera

En Japón, a medida que el mes de febrero avanza, el paisaje invernal da lugar a las flores. Sin embargo, se equivoca quien piensa que la sakura —brote de los cerezos— es el preludio de la primavera. Esa misión la reciben los ciruelos, cuya floración también tiene nombre propio: baika. Ese término resulta de dos kanjis: ume (ciruela) y hana (flor).  

La baika suele tener lugar un mes antes que la sakura e invade las calles, los parques y los jardines con sus flores de tonos blancos y rosados. Aunque tienen muchas semejanzas, ambas especies también son muy diferentes. Las ramas del ciruelo son rígidas y con muchos nudos, mientras que las del cerezo son finas y flexibles. Las flores también son diferentes: las del ciruelo crecen en la rama y tienen pétalos redondos, al tiempo que las del cerezo tienen tallos largos y pétalos biselados. 

Otra diferencia está en el fruto de los ciruelos, el ume, que es muy apreciado en la forma de umeboshi, una conserva muy consumida en la culinaria japonesa. En el caso del cerezo, los árboles son predominantemente ornamentales, ya que sus frutos no se recomiendan para consumo.

Quienes visitan Japón entre febrero y comienzos de abril pueden encontrar la baika en diferentes etapas: floración precoz, mediana o tardía. Esa variación se produce en función de la especie de ciruelo. Para tener una idea, existen más de 100 especies, entre las que se destacan el Namba Blanco, el ciruelo Cola de Tigre y el Gangnam Shomu.

En la región de Tokio, se puede ver la baika en diversos lugares. Con una historia que se remonta al siglo V, el jardín del templo Yushima Tenjin es perfecto para un picnic para celebrar el comienzo de la primavera, al tiempo que en el Parque Shiba turistas de todo el mundo buscan el encuadre perfecto para fotografías en las que aparezcan los ciruelos con la Tokyo Tower de fondo. 

En el Parque Hanegi, en Setagaya, se realiza un festival que celebra la floración de sus 600 ciruelos, entre los meses de febrero y marzo. Además del bellísimo paisaje, durante los fines de semana se realizan recitales de poesía y música tradicional japonesa, donde también se puede degustar una gran variedad de alimentos elaborados con ume.  

En Kanagawa, el Festival de Ciruelos de Odawara tiene lugar en forma simultánea en diversos lugares, entre ellos el Parque del Castillo Odawara y el Jardín Botánico Tsujimura. En la Alameda de los Ciruelos de Soga, la floración de 35 000 árboles con el Monte Fuji al fondo ofrece un espectáculo memorable. 

Finalmente, aunque no menos importante, uno de los lugares más recomendados para ver la baika se encuentra a una hora y media en tren de Tokio, en la provincia de Ibaraki. Considerado uno de los tres grandes jardines de Japón, junto con el Kenrokuen, en Kanazawa, y el Korakuen, en Okayama, el Kairakuen fue construido por el señor feudal Tokugawa Nariaki, que inauguró el parque en julio de 1842. 

En un área de 13 hectáreas, podemos apreciar diferentes tipos de árboles, como el bambú y el cedro, pero merecen mención especial los 3000 ciruelos de 100 variedades diferentes. Desde 1896, el Kairakuen es sede del Festival de Ciruelos en Flor de Mito, uno de los eventos más importantes del este japonés.

Durante el festival, se realiza una programación especial, con visitas guiadas por el jardín, ferias de plantas, presentaciones musicales con instrumentos tradicionales e incluso un paseo nocturno para ver las flores iluminadas por la luz de las velas. Es un período en el cual los visitantes hacen picnics y más que nunca ponen en práctica el significado del nombre Kairakuen: "un parque en el que todos pueden relajarse".  

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