Para muchos japoneses, después de un largo día de ajetreos en la ciudad, quizá ningún sonido sea tan reconfortante como el de una bebida refrescante cayendo en el compartimento de salida de una máquina de venta automática, las famosas vending machines. Una máquina expendedora aparentemente sencilla es uno de los grandes inventos de la era moderna y está presente en muchos lugares: desde aeropuertos a estaciones de tren, de escuelas a hospitales y de oficinas a clubes de entretenimiento, entre otros. Aunque se pueden encontrar en muchos países, las vending machines ocupan un lugar especial en el paisaje de las ciudades japonesas, donde existe una cultura única en torno a ellas.
En la actualidad, hay aproximadamente 4,15 millones de vending machines en Japón, lo que significa aproximadamente una máquina por cada 30 personas, de lejos, la proporción más alta del mundo. Los turistas extranjeros suelen maravillarse no sólo por el número de máquinas disponibles, sino también por su calidad (siempre limpias y en funcionamiento), la gran variedad de productos disponibles a la venta y las diversas formas en que se han incorporado a la vida cotidiana de los japoneses.
Pero ¿cómo estas máquinas llegaron a ser tan importantes y queridas en Japón, llevando a algunos a denominar al país como “el paraíso de las vending machines”?
Aunque no se inventaron en Japón, se trata de una afición de los japoneses que comenzó hace mucho tiempo. Sus raíces históricas se remontan a la historia de Herón de Alejandría, un ingeniero y matemático que vivió en Egipto en el siglo I, quien supuestamente creó una máquina que expendía agua bendita por la abertura de un depósito a cambio de una moneda. En la Inglaterra del siglo XVII comenzaron a aparecer máquinas que funcionaban con monedas, como las que vendían tabaco en las tabernas (aunque con alguna ayuda humana en el proceso). La primera máquina expendedora totalmente automatizada fue patentada en Inglaterra por Simeon Denham en 1867, y el concepto se extendió rápidamente a Alemania y EE.UU., con las primeras máquinas expendedoras de chocolate y gomas de mascar. En 1888, Koshichi Tawaraya registró una patente en Japón para una “máquina de venta automática de productos”. Su primera versión vendía tabaco, pero siguió inventando otras, incluida una máquina que vendía sellos y tarjetas: esta es la máquina expendedora más antigua de Japón, ahora está expuesta en el Museo Postal de Tokio.
A partir de entonces, las vending machines, conocidas en Japón como jidōhanbaiki (自動 販 売 機), comenzaron a integrarse rápidamente al paisaje urbano, con una variada oferta de productos y constantes innovaciones en sus diseños. En la década de 1920, las máquinas de venta de golosinas se hicieron muy populares y en la década de 1950 las máquinas de jugo de frutas podían encontrarse en todas partes.
Sin embargo, no fue sino hasta década de 1970 cuando la tecnología dio un giro al escenario de las vending machines en Japón. Un poco antes, en la década de 1960, los comerciantes empezaron a vender café en lata. Una década más tarde, la marca Pokka introdujo en el mercado la primera vending machine que ofrecía productos calientes y helados, lo que permitía a los consumidores comprar bebidas heladas en verano y calientes en invierno. Esta innovación hizo que las máquinas de venta automática se difundieran aún más en todo el país a medida que la diversidad de productos en oferta empezó a incluir todo lo que se puede vender de forma automatizada.
Hoy en día, no se puede caminar más de unas pocas cuadras en cualquier ciudad japonesa, o conducir unos minutos en las regiones del interior, sin ver una máquina vendiendo algo: desde dulces típicos, aperitivos salados y bebidas, hasta las cosas más peculiares. ¿Necesita una comida caliente? Algunas máquinas son capaces de ofrecer una cena completa. ¿Es aficionado a los juguetes de colección? Vaya en busca de un gachapon (ガチャポン), como se conoce a las máquinas que venden todo tipo de colecciones de juguetes y muñequitos. ¿Busca un aprendizaje espiritual? Algunos templos adoptaron el uso de vending machines para ofrecer los tradicionales omikuji (御御籤, 御神籤, ou おみくじ), tiras de papel con fragmentos de escrituras, a cambio de una ofrenda. Hoy, se vende de todo: ropa, cosméticos, periódicos, productos electrónicos, paraguas, ramos de flores, productos orgánicos e incluso langostas vivas, la lista es interminable. La mayoría de estos artículos son accesibles a cualquier transeúnte con dinero en el bolsillo, a excepción de las máquinas que venden cigarrillos y bebidas alcohólicas, ya que su venta está restringida a quienes pueden consumir legalmente esos productos.
Lo que quizás es aún más sorprendente es que la incomparable variedad de productos disponibles a la venta es cómo las vending machines son parte de la vida cotidiana en Japón, y cómo reflejan aspectos culturales, económicos y demográficos únicos. Por un lado, debido a las bajas estadísticas de delitos, las empresas responsables de esas máquinas confían en instalarlas en cualquier lugar de las ciudades, lo que incluye desde callejones oscuros hasta áreas agrícolas remotas, sabiendo que no serán objeto de vandalismo. En las ciudades, los elevados precios de los inmuebles hacen que las vending machines sean a menudo una mejor inversión comercial para minoristas y empresas de bebidas en comparación con el alquiler de una tienda completa, como las konbini (コンビニ), las famosas tiendas de conveniencia japonesas. Las ganancias por metro cuadrado son mucho mayores si los costos son más bajos. Por otro lado, en zonas rurales poco pobladas, donde sería prohibitivo el costo que supone contratar personal con dedicación exclusiva, las máquinas de venta automática son una buena alternativa para permitir a los pobladores el acceso fácil y barato a los productos.
Claro está que muchas características de la vida japonesa contemporánea priorizan la eficiencia y la conveniencia. En algunas cuadras se pueden encontrar diversas vending machines al lado de un konbini. Entonces, ¿qué hace que las máquinas sean más convenientes que una tienda de conveniencia? Las tiendas de conveniencia implican una experiencia más formal, con reglas de etiqueta que exigen la interacción con un dependiente, mientras que nadie se preocupa por no ofender a una vending machine. Algunas teorías elaboradas por investigadores indican que en Occidente las máquinas y las tecnologías son vistas con cierto recelo, mientras que en Japón son más fácilmente aceptadas. De este modo, el uso intensivo de la tecnología para las ventas, aún si incluyen robots, se considera una parte integral de la vida moderna y no una deshumanización del proceso.
+ Descubra cómo los robots están ayudando a transformar la educación en Japón
Queda claro que las vending machines, como una actividad eminentemente comercial, prosperaron durante mucho tiempo gracias a una economía basada en el uso de dinero en efectivo. Aunque sea de forma inconsciente, el peso de las monedas de 100 yenes acumuladas en el bolsillo de alguien puede influir a que la persona se libre de ellas a cambio de una botella de jugo o un paquete de chocolates. En los últimos años, la mayoría de esas máquinas ha incorporado lectores de tarjetas prepago, de marcas como Suica, Pasmo o Icoca.
¿Cambiará eso el número de compras impulsivas? ¿Cómo el aumento de las compras en línea y los cambios en los patrones de consumo están afectando las vending machines en Japón?
Para afrontar estos retos, los operadores de las máquinas de venta automática se están adaptando a estos tiempos. Las innovaciones incluyen la reducción del uso de energía (el uso de electricidad se ha reducido en un 50% desde finales de la década de 1990), el uso de las redes sociales –algunas máquinas son capaces de reconocer al cliente por su tarjeta prepago y sugerir su bocadillo favorito– y la distribución de bebidas y otros productos gratuitos durante las emergencias y las catástrofes naturales. Recientemente, las escuelas de la provincia de Ibaraki han instalado vending machines gratuitas para expender agua helada con el fin de ayudar a prevenir la insolación durante el verano y también para mantener la hidratación en medio de la pandemia del coronavirus.
Incluso en tiempos normales, las vending machines son un ítem esencial de la infraestructura de Japón. Puede que no sean tan heroicas como los trenes de alta velocidad que cruzan el país de norte a sur, pero son cruciales para el trabajo y la vida de millones de personas comunes. Incluso la máquina expendedora analógica más anticuada todavía sigue proporcionando una sensación de admiración genuina al observarla. Introduzca la moneda, pulse el botón, escuche cómo giran los engranajes y observe cómo el tesoro que ha elegido cae detrás de la puerta del compartimento de salida del producto, esperando por usted. Es como si fuera algo mágico.
*Contenido producido por Japan House Los Angeles